miércoles, 27 de mayo de 2015

Juan Manuel de Rosas- por Cintia Pereyra y Antonella Carranza


Juan Manuel de Rosas  fue un personaje controversial en la historia argentina, con una huella de odio que puede seguirse hasta nuestros días, gracias al triunfo de los unitarios después de su exilio. Un prócer adquirido recientemente, cuando la historia mitrista dejó de ser hegemónica y se revisaron sus actos. Una marca profunda es la continuada enseñanza de la historia desde la concepción de los escritores liberales, que se han empeñado en negar parte de los acontecimientos, han enterrado actores importantes o los han sobredimensionado como malvados. Rosas es el maldito de la historia oficial. Es esa la cicatriz de su memoria.
Este hombre vivió de cerca las revoluciones y las guerras, más aún la última, la cual intentó por todos los medios apaciguar. Un amante del orden que creyó ver en la mano dura la salida hacia la paz, irónicamente. Se sirvió de la fuerza para reprimir y avasallar a sus contrincantes políticos y económicos, lo cual les sirvió de excusa a sus enemigos para demonizarlo (quienes también utilizaron sus métodos cuando les fue posible).
Vemos en él, las primeras expresiones del populismo, que para bien o para mal, sentaron precedentes para experiencias futuras.
Fue un estratega de primer orden, que supo ganarse el apoyo de las clases subalternas, cuando nadie intentaba aún hacerlo, sabiendo que en ella se encontraba un recurso más que importante para poder mantenerse al poder y así, cumplir sus objetivos. Primó en él el deseo de mantener un país unido, ante las fuerzas externas que intentaban apropiarse de nuestra soberanía.


                       Cintia Pereyra y Antonella Carranza               

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